domingo, 21 de diciembre de 2008

Sal

Sal a la calle.

Pondría ese letrero.

Cuando todo el mundo haya salido a la calle las televisiones se sentirán estúpidas en las casas. Todos los muebles mirando.

Las televisiones bajarían las escaleras, tomarían el ascensor. Y en la calle se darían cuenta de cómo somos, no volverán a ser las mismas. Les crecerá barba de siete días, se pondrán a viajar. Cuando una se encuentre con la otra en un autobús, bajaran la mirada vidrosa de un único párpado. Se preguntarán por qué les falta un ojo para ver el mundo.

Se te pasará.

Esa mañana me pareció que todo era posible.

Una media docena de novelas escritas en mi cabeza. Solo principios. Todos brillantes.
Llevaba las manos en los bolsillos.

Dios, hay tantas cosas que no hice con ella. Cosas básicas. Pasear por la mañana, los domingos. Caminar por el rastro. Despertarla para ver el amanecer. ¿Por qué no hicimos esas cosas?

Ahora se ha enamorado de un finlandés, y yo seguiré preguntándome si es la mujer de mi vida, pero ahora, sin ella.

Mujer de una vida. Hace tiempo que no pienso así. Grandes cosas. Grandes sueños. Hace tiempo que me olvidé de las mañanas.

Hace un día nuevo. Limpio. Hoy quiero que me pasen todas las cosas buenas que le pueden pasar a un hombre. Ganar 3000 euros, enamorarse, salvar a alguien, enamorarse, hacer sonreír a una desconocida que me pregunta por una calle que no conozco, pero me suena.

Al final, si no te llegas a conocer, al menos te suenas. ¿El amor de mi vida? Jamás lo supe, pero me suena.

Eres una raza en extinción: tendencia a ser feliz, eres un bastardo de tu tiempo.

¿Habría servido de algo si le hubiese dicho que la quería para siempre? ¿Pero cúanto es para siempre?

Todo va ir bien. Sé que todo va ir bien.

Conocerás a alguien, te enamoraras cómo jamás pensaste poder hacerlo, un día te mirarás al espejo y dirás: “Soy feliz”, muerto de miedo. Y no la recordarás a Ella. Y no recordarás que la mejor época de tu vida fue cuando soñabas el sueño. Cuando todo era posible. Y no la recordarás a ella, ni a los finlandeses, ni a los leones.

Recordarás algo de ella, como una punzada de algo. Algo en forma de una frase, ahí, frente al espejo. Muerto de miedo.

Y otro día, caminando con las manos en los bolsillos, subirá por tu mente un recuerdo, como un gusano rastrero que sabe hacerse querer. Un recuerdo de algo que era solo tuyo y de ella. “Las sombras de la ciudad”. Las sombras que dejaban los libros de mi estantería, así los llamábais. Si hubieras ido a un programa de televisión, o un juego de esos, en el que tienes que decir una cosa que solo la otra persona sabe; pues eso habría dicho: Las sombras de la ciudad.

Y te preguntarás quien se ha quedado con todos esos recuerdos. Si hay un alma atormentada en algún lugar, jugando para siempre con todos esos recuerdos de los que se han amado o fingieron hacerlo.

¿Pudiste haberlo hecho de otra manera?
Esa noche ibas a reventar de amor. La habrías matado. Habrías explotado y dejado trozitos de amor naranja, deslizándose por las paredes.

“Estoy enamorada de dos personas a la vez” La única regla del amor que te saca del juego. Y estarlo de dos, es como no estarlo de nadie. No es la soledad lo que asusta. Es no tener con quien compartirla.

Cuando era pequeño pensaba que de mayor encontraría un remedio para el dolor. Que diría: ya está, ya no duele.

Crecer ha estado bien, pero lo más sabio que nunca me dijeron sobre el dolor es: “se te pasará”.

Nadie encontró nada.

Lo último que recuerdo de ella no tiene sentido. Sus labios diciendo: “no quiero olvidarle”. Nunca te sientes tan vivo como cuando te hieren. Disfrútalo. Levántate un domingo, y si no has podido dormir, también cuenta.

Creete que todo es posible. Créete que te acabas de enamorar, pero aún no sabes de quien. Invéntate tu vida. Es la única manera de tener lo mejor. Siempre será mejor.

No mientas. Créete tus mentiras. Mira a la hermosa camarera, fíjate en que lo que te gustaba de ella es lo mismo allí dónde mires. Enamórate de un árbol. En serio. Vete a verle todos los días y dile “¿qué pasa amigo?”. ¿Sigues por aquí?”. Deja que responda. Se toma un tiempo.

Llama a un antiguo amigo, llama a tu madre. Trátala bien, como a un antiguo amigo.

Si tienes suerte, escribe, toca algún instrumento como un perro desalmado en una azotea a las cuatro de la mañana. Llora un buen rato, venga.

Ya vale. Ahora sacúdete. Ponte todo lo hecho polvo que puedas y pégate una ducha. Córtate ese pelo o déjatelo largo, pero no te quedes a medias que eso no ayuda.

¿Te duele tanto que no puedes leer ni la caja de los cereales? Y qué. Ahora no vayas de lector por la vida.

Deséale lo mejor y entiende que lo mejor no eres tú. Quizás si entiendes eso puedas ser lo mejor para otra persona.

Qué lo último que le digas sea algo amable.

Y luego vete por ahí a contar lo mucho que te quiso. Cuéntaselo a todo el mundo. Y luego haz que otro peor que tú, sonría. Y luego…

Ya se te pasará.

**

Eso es.

Monta el maniquí.
Vivo con un maniquí. Femenino, alto, fino, blanco.

Si lo pienso, puede que ese maniquí sea la mujer de mi vida. Ella me ha devuelto el placer de escribir. Eres como ella. Necesitas que te vistan. Te encanta. Te encanta tener a alguien ahí. Laura. ¿Para qué la llamas Laura? ¿Y por qué no? Porque necesita un nombre. Un hombre. Su hombre es Laura. A veces la visto, otras no.

Si la visto se pone increíblemente sexy. Y tú a su lado eres el nombre más sexi del mundo. Tendréis muchas mujeres, pero Laura el maniquí siempre me tendrá a mi.

Si rebuscas por su cadera encuentras la luz del baño. Laura cuida la casa cuando me ducho. Eres cómo el maniquí. Estas hecho a su imagen y semejanza. No sabes sonreír. A lo mejor lo haces cuando ella aprenda. Entrena con ella.

Tengo un maniquí en casa que se llama Laura. Llevo un año pagando su parte del alquiler. Por si le da por sonreír. Va a ser acojonante cuando lo haga.

Hoy se ha movido un poco. Los labios. Creo.Intenta avisarme de algo. Creo que intenta avisarme de que me ama. O a lo mejor es que me odia. No importa mucho ¿verdad Laura? Ahí. Ahora si. Ahora veo como sonríes un poco.

(se queda mirándola)

¿Qué haces mientras no estoy en casa? Me está obsesionando. Llego antes para ver si sorprendo en la comisura de sus labios alguna jugada. Sueño con que me cambias los muebles de sitio cuando no estoy. Te dejo música y sobre todo – y esto es lo terrible – todas las mañana te dejo el desayuno hecho, porque lo cierto es que siempre cocino para dos.

Le falta una mano, pero no pasa nada. La tengo por ahí, en un cajón. Tengo que pegarle la mano.

Me la imagino bailar. Me siento delante de mi Laura, y me la imagino bailar. ¿Recuerdas cuando se te calló la mano?Estaba cocinando – para los dos - y va y por fin te mueves y es una mano que se te cae al suelo. Qué recuerdos.

Ahí es cuando descubrí que estabas rellena de papel de periódico. Te quiero, aunque estés llena de papel de periódicos Laura.

Espero que hagas otra cosa, que se te caiga otra mano, cualquier cosa.

A veces te imagino por dentro. A lo mejor estás rellena de más cosas.

Un día nos vamos a ir tu y yo, y algún colega tuyo o mío si quieres, pero nos quedaremos tu y yo, te subiré a un barco y miraremos las estrellas, y serás el maniquí que miró las estrellas a mi lado.

Nos partiremos la caja, Laura. Te quitaré el busto y flotaras sobre el agua, y que risas, ya verás. Y pondremos tus piernas boca arriba. La gente se morirá de envidia. Porque eso solo lo sabes hacer tu Laura. Solos tú y yo.Y si pierdes tus piernas o tus hombros, me llevo tu cabeza en los brazos, porque mientras quede tu cabeza todo va bien. Eso es el amor Laura.

Y te subiré a un coche y tú me llevas, yo no sé conducir pero a ti no te dirán nada. Que te pregunte un policía, qué risa ¿eh? Laura.

Qué risa cuando el tonto del policía te pida los papeles y tú le mires con esa cara. Tu sigue conduciendo Laura. Llegamos al final del mundo, lo descubrimos: en el final del mundo solo hay maniquíes, y tu me escondes Laura. Seré tu secreto. Le mentirás a todo el mundo por mí. Porque eso es el amor.

Y tendrás una casa. Y yo me quedaré de pie en ella, inmóvil. Y tú caminarás.

Y quizás un día se me caiga una mano, pero no importa. Tú me guardas en tu casa. Y yo te miro. Los demás te preguntarán cosas, les puedes decir que me llamo Laura, a mi me dará igual. Porque eso es el amor Laura.

Te fumarás mis cigarros, pero yo no fumo Laura, eso es el amor. Y un día a lo mejor me llevas en barco y pones mi tronco a flotar sobre el agua.

Mi cabeza entre tus brazos, porque eso es el amor. Y los policías me preguntarán cosas, que tontos, si los maniquíes no hablan, y yo conduciré y conduciré, sin coche ni nada, porque eso es el amor.

Te pondrás mis pantalones y yo estaré desnudo todo el día, porque has leído que eso es el amor y yo te hago caso, porque ya no sé qué es el amor Laura.

Necesito que me hables, que tú me lo digas, sino haré cualquier cosa, si no me dices nada, soy capaz de cualquier cosa Laura.

De amarte, incluso. Porque eso es el amor.

Carta a un buen finlandes.

Todos los finlandeses tienen un amor en Vietnam.

Y ahora a lo mejor me voy a Vietnam, a que me amen. Me llevo la guitarra y me quedo camuflado. A lo mejor me encuentro con su nuevo amor. Seguramente lo haga. Y nos cantamos juntos un tema a la guitarra. Nos emborrachamos y le diré todo lo que sé de ella, para que la ame mejor de lo que yo lo hice.

Nos abrazaremos alrededor de un fuego y hablaremos de ella durante horas. De sus labios, de su risa. Tendremos eso en común: lo mejor. Si se queda dormido por cansancio, le diré que se levante, que tiene que ir a buscarla, que yo me quedo con el fuego, contando historias a los que lleguen, y me dará un abrazo, no entiendo una patata de finlandés, pero la sabré en buenas manos, eso me lo entenderá. Y si están hartos un día, pueden pensar en mí, yo soy todo lo que dejan, una canción de guitarra y nadie para escucharla.

Me dirán que lo sienten, llorando de alegría. Yo lloraré también y le diré “it’s Ok” vete con ella.

Haz algo por mí, le diré, cuéntale a algún desconocido que la he amado. Si de verdad os puede la pena, y tenéis una mascota, ponedle mi nombre, tomaros un trago por mi, y luego entornad la puerta, que se apaga la hoguera, y no puede apagarse, queda gente por llegar, tiene que calentar para cuando llegue otro y yo me haya ido, con otra ella, y vendrá uno que tiene mala pinta, llevando una guitarra y llega y nos pegamos un abrazo, y me dice que la amó, y me pedirá que cuente como la ha amado y sabré que es hora de ir a buscarla, porque en esa hoguera en Vietnam, siempre hay alguien esperando, alguien que llega, y alguien que se marcha.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Respiración.

Yo no fumo.

Pero amanecía y me fumé un cigarro, como si fuera el tiempo perdido.

Un cigarro.

Y miraba amanecer.

viernes, 19 de diciembre de 2008

La vida.

La vida es bonita.

La vida está llena

L viad sta b not

L v a es lléna.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Conocimiento

Todo lo que el hombre sabe de la mujer:


"El hombre sabe acerca de la mujer que




























































."

Mantenerse.

Todo el mundo sabe que el boxeador que lucha contra su sombra, es un artísta.

lunes, 15 de diciembre de 2008

El camino del éxito.

Y resulta que lo único que te separa de él es un pensamiento.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Relación.

Ella me odiaba. Nos estábamos separando.

Le miraba las escamas y esos ojos, alguno de ellos, por los que perdí la razón. Pasé mi tentáculo repulsivo alrededor de su cuello. Apagué de un manotazo la luz que rebotaba nuestras monstruosas sombras sobre la parapeto del salón.
Estábamos sentados en la cama que hace las veces de sofá, y se convierte en cama. Me encantan esos muebles que se convierten en otros: los engendros. Sofá-cama, dicen. Venga coño. Eso es que no han tenido lo que hay que tener para llamarlo por lo que son: engendros. Pues yo les tengo cariño. Uno a uno, voy llenando de engendros mi casa: mesas-armarios, batidoras-exprimidoras, neveras-horno, un poco de todo, no es por nada, me siento a gusto entre ellos. Estábamos en la cama digo, con los engendros, con esta luz, con esta luz tan bajita, y os juro que parecía que se habían puesto nuestra ropa. Los libros callaban como putas. Y toda esa patraña de nido que llamo casa me miraba diciendo “¿y ahora qué, bicho?

Cada vez le caía peor, yo puedo notar esas cosas con mis antenas. Al principio: qué bien qué bien, te quiero, te quiero. Si te quiero. ¿Y luego qué? La verdad es que le estaba soltando un royo. Nos habíamos conocido en el curso de matemáticas y era lo más bonito que había visto mi ojo. Junto a ella, soy un feliz pelele. Si. Se puede decir que soy eso. Había estado leyendo una cosa interesantísima el día anterior. Pero al amor de mi vida no parecía interesarle mucho. Eso me dolió.

-¿Nos reencarnamos sabes? Bueno no sé si lo sabes o no, pero eso no hace que sea distinto. Nos reencarnamos.

Con la poca luz que había - ahora que lo pienso había demasiada poca luz - creo que vi cómo una sonrisa desfiguró su rostro. La vi horrible. Yo la quería, para siempre, pero cambió la luz, o no sé que carajo hizo la luz, un cambio de sombras o de penumbras, qué se yo, y de repente no la quería. Era horrible estar ahí sentado con ella. Horrible.

Empezó a llover. Nos quedamos callados un rato. No me gusta la lluvia, nunca sé que leches decir cuando estoy con alguien a solas y llueve.

-Llueve. Dije.

Ella hizo un ruido con la garganta.

Intentaba expresarse. Ella habla así, con ruidos. Pero yo que la quiero - la quería - entiendo perfectamente lo que quiere decir. Es asi. El amor. Hice una gramática de sus ruidos, de sus gruñidos. Y ese ruido era el final. Era lógico: habíamos vivido la pasión, ¿la pasión no? todo eso, y ya nada.
Miles de huevos de luciérnagas golpeaban la ventana, intentando comunicarse también. Aquí todo el mundo quería decir algo. No puedo concentrarme con tanto ruido, leche, me pongo nervioso, así no puedo.

-Ya no te quiero. Dije.

Ella hizo algo así como un chasquido con la lengua, y a mi me habría gustado saber que decía, pero ya nada, ya no la quería. No entendí el chasquido. Se levantó y movió sus largos brazos hasta la ventana señalándome algo. Pero yo apenas si podía dejar de mover los apéndices y frotarme el ojo. Me estaba derritiendo en el horrible musgo verde que segrego cuando estoy triste. Ella abrió la ventana y pegó un salto, y vi algo que me pareció bonito, no sé el qué, algo, mientras se iba.

lunes, 8 de diciembre de 2008

La ira.

Consejos para esta navidad:

PRIMERA FASE: Cuando un mosquito te pica, tu mano se abalanza para aplastarlo. Y lo aplasta.

SEGUNDA FASE: Cuando un mosquito te pica, tu mano se abalanza para matarlo...y lo aplasta pero tomas consciencia de lo que ha pasado.

TERCERCA FASE: Cuando un mosquito te pica, tu mano se mueve velozmente para matarlo, intentas evitarlo pero la mano, demasiado veloz, todavía aplasta al mosquito.

CUARTA FASE: Cuando un mosquito te pica, tu mano se mueve velozmente pero consigues detenerla. Mueves el brazo y asustas al bicho.

QUINTA FASE: Cuando un mosquito te pica. Tu mano no se mueve. El mosquito termina y se va.

SEXTA FASE: Los mosquitos ya no te pican.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Tener Fe.




-Te quiero.

-¿Por qué lo dices? Yo tambien te quiero.

-Y yo.

-¿Por qué lo dices ahora?

-Porque lo siento.

-¿Y hace un rato no?

-A ver, te quiero ¿vale? Te voy a querer siempre que no te lo diga

-Ya. Yo si que te quiero.

-Te quiero, te prometo que te quiero.

-¿De qué sirve que me lo prometas? ¿Si me quieres no me vas a defraudar no?

-Nunca te defraudaría. Porque te quiero.

-Entonces…¿Si un día no me quieres lo sabré porque me habrás defraudado?

-Esto… Si. Creo que si.

-¿No estás seguro?

-Si.

-Si, no estas seguro.

-No, que si, que si estoy seguro.

-Yo no puedo quererte asi, entre dudas.

-No digas tonterías mujer, sabes que te quiero.

-Si, ¿pero lo sabes tú? No es normal esto: querer tanto.

-Yo no te quiero ni tanto ni poco, te quiero en su medida, completamente.

-No podemos seguir asi. Con este amor sin límite. ¿no ves lo inseguro que es no ver cuando acaba?
-Pongámosle un final entonces.

-Te quiero hasta la muerte.

-¿La de quien?

-La de ambos.

-Osea, que si yo me muero y tu no, me dejas de querer. Ipso facto. Pues vaya amor.

-Mujer, no seas tan quisquillosa que ya apenas sé de que hablamos.

-Pues no es tan complicado. Te quiero, así de simple.

-Y yo te quiero a ti.

-¿Y si te mueres?

-Te seguiré qu….. pero bueno ¿qué más da? Si estaré muerto.

-Ay….Eres maravilloso.

Se besaron como nunca y durmieron cada uno en su lado de la cama.


*

"Amar es dar lo que uno no tiene. Por lo que tiene que haber alguna persona dispuesta a recibir lo que no hay"

Un poeta.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Blogolg

No hay tiempo para blogs en estos tiempos.

Tengo que poner eso en mi blog.